Una de las cualidades más impresionantes de Diogo Miranda, CEO de Central, elegido el mejor restaurante del mundo, es su sensibilidad. Una sensibilidad genuina que se abre a conectar primero con él mismo, con los demás, y por supuesto, con los sabores, olores y placeres culinarios. El CEO del mejor restaurante del mundo, un reconocido y merecido cargo, se eleva y trasciende no solamente por su talento, sino, sobre todo, por su calidad humana. Esa que se siente en su mirada limpia y en cómo inspira a su equipo de trabajo a traspasar sus propios límites.
“Con los años, cada vez estoy más convencido de que no se puede alcanzar la verdadera excelencia sin personas excelentes y excelentes personas. A partir de ahí, todo suma: la autenticidad, la coherencia, la visión, la pasión… Pero sin un equipo humano con valores y talento, lo demás no trasciende”, afirma con certeza.
Identidad culinaria
La mano derecha de Virgilio Martínez, dueño de Central, creció en una ciudad preciosa en la costa norte de Portugal, donde el buen producto – del mar y del campo – es parte esencial de la identidad local. Es la región del vino verde, de la carne minhota (una carne de vaca de la raza minhota) y de los mejores pulpos del planeta.
De niño, Diogo Miranda pasaba los fines de semana en el campo. “Cultivábamos, criábamos cerdos, vacas y algunas ovejas y cabras que me acompañaban por ahí. Se cocinaba lo que la finca daba”, recuerda.
Bajo ese seductor contexto, era difícil no enamorarse de la gastronomía. Así es como Diogo Miranda convirtió esa pasión en profesión, formándose y trabajando en diferentes países como China, Mauricio, Chad, Jordania e Italia, antes de llegar a Perú para sumarse al proyecto de Virgilio. “Lo que ha logrado Central no lo ha logrado ningún restaurante en el mundo. No lo digo desde el romanticismo, sino desde los hechos. Lo más gratificante es saber que lo que hacemos tiene un impacto real y positivo en la sociedad. Eso, combinado con un nivel de exigencia altísimo, hace que valga la pena”.
Oda a la gastronomía peruana
Para Diogo Miranda la gastronomía peruana no es solo comida. Es historia, resistencia, y creatividad brutal. “Puedes probar un ceviche en la costa, un caldo en los Andes o una fermentación amazónica que no entiendes del todo…y aun así sentir que todo encaja”. Como dice desde su corazón: ¡la cocina peruana está viva! No está congelada en un museo ni encorsetada en dogmas. Es una cocina con calle, con memoria, con orgullo. Y, sobre todo, con gente que cocina no para impresionar, sino porque así se celebra, se vive, se ama. Perú no necesita convencer a nadie. Solo hay que sentarse a la mesa y dejarse llevar.
Casi como una confesión, el CEO de Central prefiere compartir algo más personal respecto a sus vivencias al lado de Virgilio Martínez. “Virgilio fue la primera persona con la que trabajé, que trabajaba más que yo. Desde el primer día que me sumé, no importaba la hora ni el día: él seguía. Y para alguien con ganas de hacer, como yo, no hay mayor satisfacción que tener cerca a alguien que lo quiere incluso más que tú”. Así, lo que marcó la diferencia para Diogo Miranda, fue que Virgilio Martínez le dio libertad para construir su propio rol, y la confianza para ayudar a trazar el rumbo de la empresa.
Papá por siempre
Recién ha estrenado su faceta como padre hace 4 meses, y no puede describir en palabras el amor que siente. “Lo más gratificante es esa sonrisa que te espera después de un día largo, sin saber de tus cansancios, sin juzgar tus errores. Esa sonrisa que te limpia por dentro. Es un lenguaje que no necesita palabras: es amor puro”. Además de ser padre de un bebé precioso, Diogo Miranda se siente profundamente orgulloso de su compañera de vida, Adriana. “Ella es una auténtica crack. Una mujer que cree en mí, me acompaña, y con quien comparto una visión de futuro llena de proyectos y aventuras en familia”. Que siempre sigas respirando ese amor en todas las áreas de tu vida.