En el fascinante mundo del interiorismo, donde los espacios se convierten en lienzos de emociones y expresiones, se alza una figura destacada: Viviana Velarde. Con más de una década de experiencia, esta arquitecta de alma visionaria y corazón apasionado ha dejado una huella indeleble en el panorama del diseño de interiores.
Su trayectoria está marcada por una profunda conexión con la esencia misma de los lugares que transforma. Desde su estudio, un laboratorio de creatividad y sensibilidad, ha dado vida a una amplia gama de proyectos, tanto comerciales como residenciales, que trascienden lo convencional para convertirse en testimonios vivos de la identidad y la autenticidad.
Lo que distingue el trabajo de Viviana Velarde es su capacidad para capturar la esencia tanto de las personas como de las marcas, y plasmarlas en cada detalle del espacio. Para ella, el individuo es el epicentro de su creación, y cada hogar es un reflejo íntimo de quienes lo habitan. De igual manera, en el ámbito comercial, los espacios se convierten en una extensión del ADN de las marcas, transmitiendo su historia y valores de manera tangible y envolvente.
Su enfoque se nutre de una filosofía que busca el equilibrio entre lo humano y lo natural. Cada proyecto respira armonía, con una cuidadosa selección de elementos que conectan con los sentidos y generan una experiencia sensorial única. Desde la suave textura de la madera hasta la serenidad de la piedra, cada material es elegido con precisión para crear una sinfonía visual y táctil que invita a la contemplación y la introspección.
Recientemente, Viviana Velarde ha llevado su pasión por el diseño un paso más allá al incursionar en la creación de productos. En colaboración con artesanos locales, ha lanzado una cautivadora colección de alfombras tejidas a mano. Estos exquisitos objetos no solo embellecen los espacios, sino que también añaden un toque de calidez y autenticidad, transmitiendo la esencia misma de su visión creativa.
En resumen, el trabajo de Viviana Velarde va más allá de la mera estética. Es un viaje emocional que transforma lo ordinario en extraordinario, lo estático en dinámico, y lo impersonal en profundamente personal. A través de su mirada única al interiorismo, nos invita a redescubrir la belleza y la magia que se esconden en cada rincón de nuestro entorno, y a encontrar en ellos un refugio donde la vida se convierte en arte.