Bailar es soñar con los pies. Es permitir que el cuerpo exprese lo que el alma guarda. Es fuego que recorre cada célula por dentro y se convierte en una forma de conectar con uno mismo y con los demás. Es arte. Es poesía con brazos y piernas. Es la vida haciéndote recordar la simpleza de la felicidad.
Y cuando la definición de bailar se expande aún más en la imaginación, aparece la imagen de Vania Masías, una bailarina que exuda talento y un corazón hermoso. Ese corazón que transformó la vida de miles de jóvenes con la fundación de la escuela de baile D1, hoy transformada en asociación cultural que ha cumplido 20 años. Aunque Vania tuvo la oportunidad de desarrollar una exitosa carrera fuera del país, volvió. Su corazón quería volver, y recuerda perfectamente la escena que la motivó. “Decidí quedarme porque me causó mucho impacto ver dos adolescentes haciendo acrobacias en un semáforo y ver que eso era el Perú: un sinfín de gente con talento sin oportunidades”. Eso bastó para postergar indefinidamente su partida al extranjero. Vania nunca deja de soñar, y anhela dejar un legado que trascienda y se eleve a través del tiempo. “Un sueño que tengo es poder dejar un espectáculo o metodologías para armar espectáculos que puedan destacar en el exterior y que obliguen a la juventud del Perú a conocer más acerca de nuestro país y quererlo más. Esto va permitir levantar muchísimo el nivel y así podremos hacer shows internacionales por todos lados”.
“Mi vida es la danza, no imagino mi vida sin ella. Cada día que no la practico, mi cerebro no funciona bien y mi espíritu tampoco”, confiesa. Y es que la danza crea un puente que conecta el alma y el cuerpo, consiguiendo una simbiosis entre ellos que culmina en un estado de plenitud.
Bailar para sanar
A través del movimiento, se logran transmitir emociones y contar historias sin necesidad de palabras. Esa es la verdadera magia del baile. Una disciplina artística que se convierte en una fuente genuina de energía, alegría y liberación. Pero para la talentosa bailarina no siempre fue así. De hecho, uno de los retos más grandes al sumergirse en este mundo, fue permitirse disfrutar de la danza y “no juzgarme mientras la ejecutaba”, recuerda. Y es que, todo en el universo tiene ritmo. Todo baila. O como decía Rumi, célebre poeta musulmán hace cientos de años atrás, pero que hoy sigue vibrando en sabiduría.
“Baila, cuando estás roto como jarro abierto. Baila, si te has arrancado la venda. Baila en medio de la pelea. Baila, cuando estés perfectamente libre”. Y al estilo de Vania sería “¡Vamos con todo!”, una de sus frases favoritas. Vamos con todo, porque no se puede ganar a quien nunca se rinde, y Vania es la personificación perfecta de esta frase.
Fotografía: Mario Arévalo
Contacto: @VaniaMasias